
Quizás no nos libremos de alguna lagrimita, pero este truco puede ayudar a que el llanto no sea tan profundo:
Pela la cebolla y la pones debajo del grifo de agua fría, la cortas por la mitad y la vuelves a sumergir. Pones la parte cortada hacia abajo y la trinchas utilizando un cuchillo lo más afilado posible.
Pela la cebolla y la pones debajo del grifo de agua fría, la cortas por la mitad y la vuelves a sumergir. Pones la parte cortada hacia abajo y la trinchas utilizando un cuchillo lo más afilado posible.